Encuentros
ENRIFORTIZ
Entre la ternura y la violencia, entre el dramatismo y la sensualidad,
el objetivo de ENRIFORTIZ es apuntar a un mundo lleno de matices,
tan complejo como apasionante.
Su
obra sugiere apariencias, en vez de contar historias, intenta captar
la fugacidad y la metamorfosis de la naturaleza, mostrando sutiles matizaciones
de la luz y el espacio, después de haber encontrado su propio
lenguaje en plena efervescencia vanguardista.
Para
ENRIFORTIZ no hay realidad completa, como no hay abstracción
absoluta. Él intenta llegar, tocar los límites cerrados
que hasta ahora dominaban el arte de
la fotografía; y los supera evitando la oscuridad,
concediendo especial protagonismo a su espacio interior.
Genio
espontáneo y creativo donde los haya. La extraordinaria rareza
y seducción de sus obras, nos invitan seguro a una consideración
repleta de fantasía, testimonio de lo inasible.
Formado
en el contesto de la estética modernista y en
el revelador ambiente de las vanguardias, conduce
gracias a sus experimentos un lenguaje propio, en el que podemos admirar
los logros de este personal y genial investigador, además de
renovador del arte
LUIS GUERRERO
La materia es fundamental en su
discurso escultórico, pero, como símbolo
de la vida, de la existencia, porque es tangible. Aunque
su opinión respecto de la materia se fundamenta
en un discurso espacial, en el sentido que todo está
interrelacionado en unas coordenadas precisas, en las que lo fundamental
es la necesidad de avanzar más allá de sus límites.
Es más, a partir del volumen,
se requiere unas circunstancias de espacio
y tiempo, para definir la idea, desarrollar el proyecto, actuando
mucho más allá de los límites que lo caracterizan.
El espacio permite el desarrollo de
los sentidos y la capacidad de ser uno mismo. De ahí
que sus esculturas sean terrenales, basadas en la tierra, dado que surgen
de la propia consideración del hálito vital. Su dimensión
es terráquea, pero sus pretensiones van más allá
de sus límites materiales, porque en la materia está la
forma, siendo esta la expresión de la idea, que se
halla en la conciencia, en los límites energéticos, en
la linde que nos acompaña a todos hacia la consecución
de lo previsto pero no delimitado de antemano.
Orgánico
pero trascendente, humanista, expresivo, se desprende de detalles
para profundizar en la expresividad natural, para
ir más allá de los límites
previstos y convertir en poesía su disciplina escultórica.
JUAN
CARLOS JULIAN
Existe
una evolución en la obra de Juan-Carlos Julián Cebrián,
en la que lo abstracto va ganando terreno a
la pintura figurativa. Sus paisajes donde vemos representados el sol
de los amaneceres, las nubes transportadas por el viento, las olas del
mar o los cielos nublados
se van acercando poco a
poco a una abstracción con tintes
expresionistas. Para ello el artista valenciano
toma sólo un fragmento de la realidad,
una porción abstracta del paisaje, como pueden ser el mar, la
lluvia o un remolino. Y la representa tal cual la siente
y concibe. Otras veces, da un paso más y deja a un lado cualquier
referencia figurativa creando manchas
y texturas de tierra y agua, dando paso a una tormenta de
color. Abstrae un objeto o varios de la realidad hasta simplificarlos
y reducirlos a una simple figura. Ofreciéndonos la representación
de su "paisaje" interior. En este viaje desde lo figurativo
al expresionismo abstracto, las formas representadas
que no tienen relación directa con la realidad, hacen alusión
en gran parte a las fuerzas
de la naturaleza. Dejar de un lado la necesidad de una representación
figurativa y sustituirla por un
lenguaje abstracto, dota a sus obras de sus propios significados.
Un lenguaje elaborado a partir de sus experiencias y emociones que exalta
la fuerza del color