SERGIO
BELINCHÓN
RAÚL BELINCHÓN
Del - 1 de Octubre al - 31 de Octubre 2010
Inauguración -1 de Octubre a las 20:00 h.
La Galería O+O comienza la temporada con la primera exposición
que realizan juntos los hermanos Sergio y Raúl Belinchón.
Una muestra fotográfica de dos de los artistas, nacidos en Valencia,
con más proyección internacional. Sergio Belinchón
(1971) presenta fotografías pertenecientes a su serie Paraíso,
mientras que Raúl Belinchón (1975) expone su serie Patio
de Butacas.
Sergio,
vive y trabaja en Berlín. Su obra se encuentra en colecciones
como la del Museo Nacional Reina Sofía, Ministerio de Educación
,Ministerio de Asuntos Sociales, Fundación Coca-Cola, Ordóñez
Falcón, Museo Artium, Musac, Caja Madrid, Fisher los Angeles
USA, Fonds Nationale d'Art Conteporaine France, CAAC, Patio Herreriano,
entre otras. Raúl, a punto de inaugurar exposición en
el Museo Nacional Do Conjunto Cultural Da Republica de Brasilia,con
la Fundación Miró, cuenta con obra en las colecciones
del Ivam, Museo Nacional Reina Sofía, Ordóñez Falcón,
Colección DKV, Fundación Unicaja, Comunidad de Madrid,
Centro de Fotografía de Tenerife, Ministerio de Cultura , Fundación
Cajasol , Fundación Vila Casas, entre otras.
Tanto Sergio como Raúll, han obtenido premios y Becas nacionales
e internacionales más importantes.
A
través de la serie PARAÍSO (2003), Sergio Belinchón,
muestra la farsa del paraíso urbano. Capta los paisajes bellamente
falseados donde son recreados grandes hitos de la historia de la arquitectura,
a modo de reproducciones falsas de los mismos. Estas réplicas
postmodernas, encargadas con la intención de re-construir un
entorno paradisíaco a la medida del hombre, son fotografiadas
como si se trataran de sus originales correspondientes, en un juego
de engaño de la imagen fotográfica como obra de arte.
El trabajo del fotógrafo Sergio Belinchón basado en la
investigación urbana muestra la colonización de la naturaleza
por parte del ser humano, a través de la expansión sin
límites del entorno urbano en el que éste habita. Por
medio de una óptica limpia y carente de decorativismo como lenguaje
expresivo, presenta entornos y arquitecturas ficticias construidas para
escapar de la realidad. En nuestro mundo contemporáneo la construcción
del paraíso ficticio nos rodea (televisión y revistas).
Todo se ha convertido en un inmenso parque de atracciones, donde cada
partícipe quiere observar y ser observado, consumir y consumir,
y por lo tanto, necesita una dosis extra de ficción que ofrezca
una contemplación idílica, pero no real.
La fotografía aporta una porción de realidad a la falsificación.
El resultado de las fotografías de "vistas falsificadas"
no es muy diferente de las tomadas por los turistas en centros históricos
o naturales. Sin duda nos encontramos ante una de las muchas paradojas
del mundo contemporáneo.
PATIO
DE BUTACAS (2005-2006) de Raúl Belinchón es un trabajo
fotográfico sobre interiores de espacios arquitectónicos.
Es un recorrido por los diferentes cines, teatros y auditorios de ciudades
del mundo. De Moscú a París, de Londres a Madrid, de Tokio
a Milán, De San Petersburgo a Barcelona, de Osaka a Valencia,
pasando por los teatros de Broadway en Nueva York. Salas antiguas y
modernas, distintas formas y tipologías. Otra manera de mirar
los teatros, sin espectadores, sin actores, resaltando sus pequeños
y característicos detalles.
Raúl observa el espacio fuera de su uso habitual, donde cobra
una dimensión diferente en la que su arquitectura con todos sus
detalles estructurales y estéticos pasan a ser protagonistas.
La gran mayoría de las imágenes están tomadas desde
un mismo punto de vista, desde el escenario hacia el patio de butacas.
Obteniendo así, unos resultados mucho más sugerentes,
abstractos e irreales y logrando una uniformidad del conjunto de las
imágenes seleccionadas. Resaltar el punto de vista que tiene
el actor o músico cuando sube a un escenario, es mucho más
inquietante e inusual, que el que pueda tener un espectador que va a
ver un espectáculo o un film.
Un trabajo sobre la gente, la masa y lo colectivo, pero sin mostrar
físicamente al individuo. Hay una ausencia de presencia humana
para potenciar otros muchos valores (sueños e imaginación,
frente a lo real y cotidiano). La ausencia de público es innegable,
pero cada butaca hace referencia a una persona o a miles de personas
que pasaron por allí. El mar de butacas es como un cementerio
de almas que tiempo atrás estuvieron allí inmóviles,
sumergiéndose en la oscuridad y el silencio colectivo, para dar
paso a la experiencia individualizada.